El título de este volumen, Estuario, da cuenta de un libro que se autopercibe cuenca de afluentes y también su desembocadura. Suma y a la vez unidad multiplicada en el encuentro -estuario es mezcla de oleajes- con mareas y corrientes. Cinco secciones y un texto liminar dan voces y señales. Voces que rozan el fluir aun en las colisiones del torbellino. Y señales de la tensión amistad/controversia entre aguas menores y mayores; señales de la vocación orquestal que asiste a la poesía. Por lo menos a ésta, que alía reflexión materna, política, literaria, existencial y en general, crítica, siempre que puede. Tal vez por eso corresponde dar aquí voz a otras señales, a otras voces: ciertas voces amigas que en breves corresponsalías electrónicas representaron voces de adviento para este arribo. Doy gracias a ellas. Y a todas cuantas no nombro.