Todos hemos sido alguna vez para otros un relato extraviado.

Como una vez me dijo Saer: “¿Para qué vas a robar un quiosco, si podés robar un banco?”.

En esta antología de relatos, Fabián Casas roba. A otros, pero sobre todo a sí mismo. Se zambulle en sus inéditos, papeles dispersos, archivos remotos, y como un pescador de perlas vuelve con un puñado de historias que comparten un tono, la forma de contar, un decir común. Sin grandes aspavientos, pues cultor de la anécdota cercana, pequeña, quedan inscriptas en estas páginas un conjunto de situaciones y sucedidos que encendieron su imaginación.