Como dijo Cercantes, las armas requieren espíritu como las letras. Saber elegirlas cuenta tanto para las armas materiales como las espirituales y, aunque a veces no lo sepamos, nos defendemos y atacamos con las armas que podemos.

En este libro intento algo que nunca había realizado: tomar un conjunto de cuentos ya publicados -algunos en revistas- y reunirlos con otros todavía inéditos. A través de lo que propone el título de este volumen quise estableer para ellos una resignificación que le agrega a sus títulos el nombre del arma a la que aluden. De ese modo, el vínculo entre sus disímiles argumentos cambia a partir de su pertenencia a ese nuevo conjunto referido a las armas, reales o metafóricas. Las armas elegidas van desde verdaderas como la dinamita o una navaja, al sentido simbólico o real que tinen ciertas cualidades como el coraje, la elegancia o el recurso de la imaginación como defensa. Indagan en el miedo o en el peso de un nombre y una voz. También en la insoportable carga de la gloria y el conflicto sobre si esta es merecida. El cuento último remite a un arma famosa y a su famoso dueño.